El otoño me ensombrece el alma, se desliza como una nube negra ocultándome el cielo prludiando tormentas. Llueve sobre mis miedos calándolos de oscuros presagios. Es una lluvia helada que al correr por mis mejillas, se transforma en fuego, lágrimas heridas de vacios ,lágrimas muertas.
Los llantos nonatos se acumulan en el pecho y pugnan por nacer como abortos obscenos, entonces me encierro en los escusados, los dejo caer, y tiro de la cadena para borrar los rastros del crimen. Pero todo es inútil no hay vacunas ni condones contra la pena negra y esta te acecha desde los rincones del recuerdo, te penetra y te preña de vacios ardientes.
El otoño se desliza como una sierpe por entre las hojas muertas, las oscuras golondrinas son aun más oscuras cuando abandonan tu nido y el silencio invade sus espacios. El otoño marchita las flores tardias y desnuda el follaje de mi vida… y llega el invierno
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