miércoles, 8 de agosto de 2012

ANIMALES Y RACIONALES





Últimamente leo multitud de proclamas defendiendo los derechos de los animales como una causa prioritaria y perentoria a la que se dedica empeño y trabajo, mensajes repetitivos y algunos de ellos equivocados en los que se juzga a la persona por el trato que observa con ellos llegando a la simplicidad de asegurar que aquel que trata bien a sus mascotas es una persona respetuosa con los derechos humanos.
Estoy totalmente de acuerdo con que aquel que maltrata a nuestros hermanos en la madre tierra no puede ser una buena persona, aquel que abandona, explota o tortura a los animales seguro hará lo mismo con sus congéneres sin el más mínimo remordimiento, pero la cuestión no es tan simplista, hay personajes que tratan divinamente a sus mascotas pero explotan y torturan a los seres humanos, hay personajes que cuidan jaurías de caza o ejemplares de perros y gatos mejor que a sus propios hijos, pero tratan a sus trabajadores, compañeros o administrados como auténticos dictadores.
Es muy fácil  mimar a quien no supone una amenaza, a quien nos presume un estatus o a quien nos lame los pies cuando llegamos a casa, pero la grandeza de una persona se demuestra en el respeto a los competidores, en la sunción de responsabilidades y en la compasión con todos aquellos seres que han quedado apartados del sistema por el egoísmo y la crueldad de una sociedad deshumanizada.
Todos somos hijos de Gea y a todos debemos el amor que conlleva esa hermandad, pero en una situación en la que millones de niños mueren de hambre y miles de familias en nuestra propia casa están al borde de la miseria hay que establecer prioridades y exigir a los culpables de esta tragedia las responsabilidades éticas y penales que correspondan.
Quien abandona a un animal, seguro maltratará a un ser humano, pero quien se recrea con una mascota no siempre tratará a otras personas con el mismo respeto, a veces solo damos importancia lo que en verdad no nos importa.

JUANMAROMO

jueves, 2 de agosto de 2012

EL DESTINO Y LA PARADOJA





  Si construyéramos un súper ordenador, le programáramos un software de acuerdo a sus posibilidades y le introdujéramos todos los datos precisos, sería capaz de vaticinar el futuro como una pitonisa infalible. Lo que llamamos destino, es la senda trazada por nuestro ADN, nuestra cuna, y las circunstancias que marcarán nuestra singladura, pero de una u otra forma todo está escrito dentro de nosotros mismos. La historia avanza en espiral, volvemos a pasar por el mismo punto, pero a diferente altura, son como capas de una cebolla infinita que crece inexorablemente sobre si misma, las personas y las circunstancias desnudas de las vestimentas de época serian exactamente las mismas. 
Muchas veces escucho gente jactándose de su fuerza de voluntad, de su capacidad de lucha y mostrando desprecio por aquellos que arrojan la toalla o se quedan tirados en el camino, estas personas no entienden que esa capacidad de lucha les venía dada en el paquete genético junto a su inteligencia o su propensión a vicios y enfermedades, además hay que contar con un factor determinante que es el entorno en el que nos criamos y nos educamos, la mejor de las semillas se pudrirá si cae en un terreno pedregoso o si tras germinar es víctima de la cizaña.
En una sociedad cada vez más competitiva, las clases sociales han retrocedido a la época de las castas, la cuna tiene una importancia decisiva, y el poder está en manos de los hijos y los nietos de los de siempre, la prueba más sangrante la tenemos en políticos y empresarios que de haber nacido en otra esfera social no llegarían ni a palanganeros.
No soy determinista, y creo en la libertad del hombre para elegir su camino, pero de una u otra forma también opino que nuestras decisiones son previsibles y condicionadas por un cúmulo de factores que nos acotan la senda. Es como si desde una atalaya viésemos a dos vehículos que van a colisionar en el próximo cruce, ninguno de ellos es consciente de la tragedia y sin embargo para el observador es inevitable, son las paradojas de la vida, esas paradojas que lo son porque aun no tenemos ni el ordenador ni el software para poder descifrarlas.
JUANMAROMO

miércoles, 1 de agosto de 2012

LOS FUEGOS DEL INFIERNO

 
Uno de los peores traumas que puede sufrir un ser humano es ver como arde su paisaje, su pueblo, su casa... su vida. La tierra que le vio nacer, crecer, hacerse un hombre ha desaparecido para siempre, y sus ojos jamás volverán a recuperar esos bosques, esos frutales, esos prados. Un incendio es la transposición del infierno en la tierra, la flora, la fauna, la vida desparece pasto de la desidia y a veces de la codicia humana. Dicen que el bosque tarde 25 años en recuperarse, pero ya no es el mismo bosque, los árboles centenarios, el ecosistema, la biodiversidad jamás se recuperan y sus habitantes, sean animales o seres humanos, jamás volverán a sentir aquellos aromas, aquellas texturas, aquellos sonidos que llenaban de vida la espesura. 
Hoy levanto la voz contra los responsables, que aunque de una u otra forma, somos todos nosotros, ternen nombre y apellidos, políticos que cobran para preservar nuestro patrimonio y lo arrojan en brazos de vulcano por treinta monedas, y no solo el patrimonio, si no también las vida humanas, de momento tres personas han muerto, no víctimas de las llamas si no de la imprevisión, la avaricia y la cicatería de políticos y leguleyos que miran hacia otro lado antes los desmanes de constructores y especuladores. 
Mientras en La Amazonia se construye una presa que inundará 400.000 Kilómetros cuadrados borrando de la faz de la tierra a decenas de pueblos y tribus, España arde presa del fuego de la especulación, la negligencia y la pasividad de unos y otros, el fuego y el agua son portadores de vida, pero cuando caen en manos del capitalismo salvaje solo significan muerte y destrucción.

JUANMAROMO