sábado, 25 de julio de 2009

EL CÍRCULO SE CIERRA

 Aun guardaba el aguijón de tus ojos clavados hasta las hieles, aquella despedida en que te dejé
marchar sin devorarte a besos, aquella mirada hermosamente triste que se borró como la sombras de la tarde. Esta vez quería desquitarme de tantas calles recorridas como dos extraños cuando yo quería abrazarte y tomar tu mano y tú te librabas de mi con las mil y una excusas.
Cuando apareciste, el corazón se me escapó del pecho. Habías vuelto, estabas aquí y esta vez era para quedarte.
Nos besamos y en ese momento reconocí aquellos labios que me habían dado la vida durante unos meses y supe que la vida nos brindaba una segunda oportunidad.
Caminamos por las calles como dos novios cogidos de la mano y bebiendo nuestros ojos, cuando llegamos al parking, nos deslizamos como dos enamorados buscando una sombra donde amarse, el asiento de atrás de un coche fue el lecho donde nuestros labios se reconocieron, donde nuestras bocas se hicieron una y sellaron un amor que vivirá para siempre.
Hubiera deseado entregarme a tí , besar tus pechos, embriagarme con la ambrosia de tu sexo, pero aun no era el momento.
Escapamos del nido y buscamos cobijo en el sofá de un hotel, donde nos dimos los últimos besos antes del almuerzo. Comimos poco, estábamos más pendientes de nuestras miradas, de nuestras palabras, nuestras manos se buscaban con fervor y nuestros ojos se besaban entre chispas. Esta vez me dolió dejarte, el coche se detuvo ante la estación y nos despedimos con un beso, estaba triste, pero esta vez sabia, que en el próximo encuentro se cerraría un círculo que llevaba abierto desde más de una vida.
JUANMAROMO

lunes, 20 de julio de 2009

LA LLAMA DE LA VIDA

Cuando nacemos, a todos se nos entrega una vela encendida, es la llama de la vida. A veces esa llama se extingue nada más prendida, otras crepita durante un tiempo, e inesperadamente se apaga. En ocasiones se nos cae de las manos por una imprudencia, o puede que alguien nos la quiebre por accidente, otras se va consumiendo a través de los años iluminando a los que nos rodean hasta languidecer tras haber agotado toda su cera.

La vela de Fran era joven y fuerte y lucía una intensa y luminosa flama, pero hace un año empezó a chispear. Durante meses, se intentó desesperadamente mantenerla viva. Según parece, su mecha estaba rota y no podía seguir luciendo, alguien a quien Dios proteja para siempre, le dejo parte de la suya, y renació las esperanza, pero no conseguimos empalmar los cabos y la vela dejó de arder.

Fran, hijo mío, sé que aunque tu cirio se haya apagado, ahora brillas por ti mismo, que desde tu nueva casa, más hermosa aún que aquella que no estrenaste, nos proteges y nos consuelas. A pesar de tu mecha todavía humeante tú amor nos acompañará para siempre.

Gracias por habernos dado lo mejor de ti mismo y por haberte adelantado para abrirnos camino entre las tinieblas. Tarde a temprano nos reuniremos todos a ese lado de la puerta, donde no hacen falta ya velas, porque la luz es apacible y eterna.

miércoles, 15 de julio de 2009

ARTTÍCULO DE FE

Hace siglos que dejé de ser un “hombre de fe” al uso. Los años, las injusticias y sobre todo el ejemplo de quienes deberían dar ejemplo me alejaron del camino de hierro marcado en mi adolescencia, pero siempre conservé en mi interior una llama que me ilumina y me protege del frio, la certeza de que no estamos solos en el universo y que tras pasar al otal otro lado, entraremos en un mundo nuevo y mejor.
En estos momentos, estamos atravesando un túnel de amargura, un ave negra planea sobre nuestras cabezas como un mal presagio , amenazando con lanzarse sobre nosotros y arrebatarnos a un ser querido en plena juventud. Ha sido un año de lucha desesperada, de esperanzas maltrechas y de ilusiones abortadas, meses de sufrimiento, de luces y de sombras, y ahora nos dicen que llega el invierno.
Pero esa llama me dice que la noche se acaba, que la salida del túnel se vislumbra en la sombra. Cuando todo está en contra, cuando ya nadie espera, mantengo encendida la luz de la esperanza.
No sé si eso es fe o es tan solo un engaño, un placebo que tomo para seguir viviendo. Puede que mañana ya no esté entre nosotros, pero de lo que estoy seguro hasta la médula, hasta esa misma médula que quiere matarle, que de una manera o de otra, muy pronto acabará de sufrir y se abrirá para él un nuevo futuro, una nueva vida donde nada ni nadie podrá ya hacerle daño.

viernes, 10 de julio de 2009

¿CREACIÓN O RECOLECCIÓN?

Cada mañana, cuando enciendo mi ventana al mundo, empieza el desafío. Una hoja en blanco que exige ser colmada, cientos de amigos que esperan algo original, una poesía, un relato. Pero a veces mis bolsillos están vacios, y por mucho que los voltee, no encuentro nada en ellos. Hay días en que el vacio te llena y el cansancio se posa sobre tu alma con su capa sombría, impidiéndote ver la luz.

Esos días arrastro mi barca con sus viejos aparejos, y me lanzo a navegar por mares procelosos. Arrojo mis redes por la borda y las recojo esperando encontrar pequeños tesoros, caracolas de nácar, madreperlas preñadas, pero solo encuentro morralla, latas oxidadas, botellas de plástico… el mar está muy explotado y cada vez es más difícil capturar una buena pieza.

A veces tienes suerte, y recoges un ejemplar único, y remas hacia la lonja esperando encontrar un buen precio, pero al llegar a la subasta, te encuentras que te han madrugado y que todo tu esfuerzo ha sido en vano.

Despreciamos al pescador, al recolector de maravillas. Todos quisiéramos ser artesanos de joyas, poetas feraces, narradores de sueños, pero el pescador nos pone el mejor pescado en el plato, sin tener que mojarnos el culo, y nos permite disfrutar de sabores y colores que nosotros no sabríamos crear.

Cada día, junto a mis creaciones, expongo pequeñas joyas que busco entre la arena, conchas nacaradas, piedrecillas multicolores que luego guardo con momo en la mágica caja de mi biblioteca y que de vez en cuando aireo y admiro en las lánguidas tardes de verano.

La creación es un acto de amor, pero la vida nos ofrece regalos que se amagan en lugares insospechados, hay que caminar despacio y admirando el paisaje, porque nunca sabemos dónde puede esconderse un tesoro.

jUANMAROMO