Ayer nos sobresaltaba la noticia de dos asesinatos múltiples, uno en U.S.A. y el otro en Alemania, los dos cometidos por adolescentes, ambos psicopatas se suicidaron tras la matanza.
Posiblemente uno de los motivos sea el concepto sobre el valor de las cosas. Hemos criado a nuestros hijos en una sociedad en el que todo se da por añadidura, los derechos ya no se conquistan, se dan por descontado, el esfuerzo es propio de los tontos, hay formas mucho más fácil de conseguir fama y dinero que trabajando, la telebasura y los concursos quasiporno, están lavando el cerebro de muchos jóvenes que han hecho de sus protagonistas los nuevos héroes, y los ejemplos a seguir.
No importa que para conseguir ese dinero y esa fama efímera se haya de vender el alma al diablo, los nuevos Faustos ya han asumido el precio a pagar. Cuando la vida deja de tener un contenido más allá de la materia pura y dura, se convierte en una moneda de cambio devaluada. Cuando los valores fundamentales del hombre como el respeto, el amor y el espíritu de superación son objeto de mofa y escarnio es que la deshumanización avanza como el quinto jinete, arrasándolo todo.
Para estos huérfanos de principios, el precio de una ofensa o de una frustración puede ser la vida, decenas de vida e incluso la propia vida. Al fin y al cabo la suya ya la habían vendido al mejor postor.
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