martes, 30 de diciembre de 2008

CARROÑEROS

Estamos agotando las últimas horas del año y como siempre, llega el momento del balance. Nunca llueve a gusto de todos, especialmente cuando caen chuzos de canto y este año ha sido especialmente lluvioso.

La crisis, con el látigo del paro chasqueando en nuestras orejas ya ha cruzado la barrera del tiempo y nos espera al otro lado de la noche vieja para recordarnos que el año próximo será negro y peludo. Todos sabemos que en las épocas de recesión, triunfa la falta de escrúpulos, y que si lo único que te importa es ganar dinero, los ríos bajan revueltos y los peces dispuestos a morder cualquier anzuelo.


Son épocas doradas para prestamistas, usureros, carroñeros de la miseria ajena que inflan sus buches con los huesos de los que se quedan en la cuneta. Esta especie se adapta al medio con una increíble rapidez. Hace un año vendían pisos con ganancias millonarias, y ahora prestan dinero a intereses leoninos para que sus víctimas puedan seguir pagando las hipotecas, dentro de unos meses, comprarán a mitad de precio los inmuebles que vendieron hace dos años.

Siempre ha habido depredadores y presas, halcones y palomas, pero en los últimos años el oficio de carroñero es el más rentable, solamente hay que dejar que los depredadores hagan su trabajo para rematar la faena sin esfuerzo. Quizás sea por eso que esta sociedad cada vez huele peor, los cadáveres se acumulan, y no todos estamos dispuestos a devorar sus vísceras.


JUANMAROMO


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