jueves, 19 de mayo de 2011

AMORES ENREDADOS (Conclusión)


 He sufrido el infierno, el infierno en la tierra... Miloquita y yo nos conocimos en un chat. Nos presentaron, y en pocos días estábamos locamente enamorados, fueron unos días intensos como las últimas horas de un condenado, ardientes como las lagrimas de un desengaño, apasionadas como la última noche antes de partir a la batalla.

En unas semanas nos desnudamos en cuerpo y alma, nos unimos sin tocarnos, hicimos el amor con una vehemencia de locura, estábamos siempre en contacto, pegados a la pantalla, pendientes del correo, esperando el botoncito del mail, nos avisara que había un mensaje nuevo.
 Soñamos juntos, dormimos juntos, sufrimos tremendas crisis, y ardientes
reconciliaciones, noches de
placer y lagrimas, de amor y desesperación, de vida y de muerte. De repente, todo se enfrió, los mensajes se espaciaron y se hicieron cada vez más fríos e impersonales. Me pasaba los días con los ojos pegados a la pantalla, esperando su llegada pero el silencio era su única respuesta. Caí en una profunda depresión, no podía dormir por la noche, de día era como un zombi, la añoraba, la deseaba, me enloquecía su silencio y su ausencia.
 Mi vida se convirtió en un infierno, me pasaba las horas releyendo los mensajes que nos habíamos escrito mientras las lagrimas me cegaban y el dolor me impedía respirar, ya nada tenía sentido, así que decidí acabar con esa tortura, me dirigí a las torres de la Sagrada Familia….
El resto ya lo conocéis, mi loquita y yo estamos juntos y nada ni nadie podrá separarnos, vivimos en ese mundo donde todo es posible y nada está prohibido, donde el tiempo no se mide, se disfruta, donde el amor es el principio y el fin de todas las cosas. A vosotros, los que nos creasteis, nos utilizasteis y nos dejasteis tirados, llegue a odiaros, ahora tan solo me dais pena, rozasteis el paraíso con las puntas de los dedos, y os hundisteis en las
miserias de la tierra. 

Gracias por habernos creado, por habernos permitido amarnos, y ojalá un día, vosotros podáis volver a gozar de todo aquello que arrojasteis por la borda, quien sabe si no nos encontraremos los cuatro en este universo donde solo rige la ley del amor sin límites, sin barreras, sin nombre…..
 JUANMAROMO

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