martes, 29 de diciembre de 2009

PIDO LA PAZ, Y LA PALABRA

En estas fiestas se habla mucho de compartir, compartimos regalos, felicitaciones, buenos deseos pero hay algo que se nos resiste, algo que nos cuesta compartir incluso más que el dinero. Las ideas.
Si partimos del axioma de que nadie posee la verdad absoluta, cualquier intercambio de opiniones debe ser positivo. Hasta el que creemos ignorante tiene mucho que enseñarnos, cerrarnos a la opinión ajena es un error que acabamos pagando caro.
A veces, nuestra soberbia nos impide reconocer los propios errores. La mayoría de la veces, nuestros diálogos son puros monólogos, porque en vez de escuchar a nuestro interlocutor, empleamos ese tiempo en preparar la respuesta, como si de una batalla se tratara. ¿Cuántos de nosotros somos capaces de mantener una conversación civilizada con un contertulio de opciones políticas o religiosas opuestas?, ¿Cuántos somos los suficientemente objetivos para reconocer los aciertos de los rivales y los fallos de nuestros simpatizantes?.
Me gusta conversar con personas de creencias e ideologías distintas a las mías, dialogar con personas afines acaba siendo aburrido, una especie de incesto ideológico que no aporta nada interesante.
La polémica es sana siempre que se guarde el respeto y la atención a las ideas del oponente, ¡Cuantas rupturas, cuantas guerras se hubieran evitado si la negociación hubiera estado en manos de políticos de mentalidad abierta capaces de aceptar y aprender de las verdades del contrario!. Es realmente preocupante escuchar a personas de alto nivel cultural y vastísimos conocimientos, descalificar e insultar sistemáticamente a todos aquellos que no comulguen con sus ruedas de molino
Por desgracia, la crispación y la frustración creciente hace cada día más difícil el dialogo, no hay nada más que escuchar a los contertulios radiofónicos o televisivos, que parecen asistir a un mitin como protagonistas estelares, o leer esos foros que criminalizan al rival, tachándoles de nazis y asesinos, cuando esa misma postura está muy cerca del fascismo puro y duro.
Cuando me obceco en una discusión, siempre recuerdo la frase de Voltaire. “No estoy de acuerdo con sus ideas, pero moriría por defender su derecho a expresarlas”.
Como nos recuerda Galeano en su célebre relato, todos los males de la humanidad desde el Génesis, tienen su origen en que dios, no se supo expresar, y el hombre, no supo entender.

2 comentarios:

Francesc J. López dijo...

JuanMaromo, tenen més raó que un sant l'Eduardo G. i el Voltaire. Un article molt interessant; de vegades, difícil de portar endavant però en eixos principis (escoltar el contrari i deixar-lo expressar-se) resideix la democràcia.
Una abraçada

Infinity dijo...

Estoy de acuerdo contigo. Es una pena no saber debatir sin exaltarse. Por eso a mí cada vez me gusta menos. Sinceramente, creo que soy una persona que escucha y a veces me siento poco escuchada. Los temas políticos ya me aburren, porque no se saca nada en limpio, pasando lo que tan bien describes; además que me aburre la política misma por decepción. Los temas religiosos... ufff..., como soy creyente, siento que la mayoría de los ateos confunden cristianismo y reñigión católica y ni caso te hacen si se lo dices. Yo no insulto a nadie, de verdad, y pienso que un no creyente puede ser mejor persona que alguien que crea. Los respeto, pero no me siento respetada. Y asi, varios temas...
Por eso me da rabia también que se hable de la paz en el mundo y se critiquen ferozmente las guerras, de las que no soy partidaria, cuando no somos capaces de tener paz con los mas cercanos.
Compartir... que bonita palabra. Ojalá algún día sepamos llevarla a la práctica.
Uis, que rollo puse, sorry.
Feliz noche y día de Reyes. Un beso:).
Ah!, soy nanah