Hoy es el día mundial de “Los Derechos Humanos” y a todos se nos llena la boca de buenas palabras y mejores intenciones, además como La Navidad está cerca, ¡miel sobre Hojuelas!.
Pero señores, ¿alguien se ha parado a pensar que los derechos humanos empiezan por acabar con el hambre de más de 1.300 millones de personas (la mayoría niños) en el mundo? ¿Qué continúan con darles una vivienda digna, y un medio de ganarse la vida por si mismos? ¿Qué además incluyen pagar las materias primas a su precio justo y no al que marcan las grandes mafias multinacionales? .
Pues bien señores bienintencionados, ya pueden empezar a prescindir de coche, de vacaciones y de segunda residencia. Alquilen o realquilen su vivienda habitual y dispónganse a trabajar doce horas diarias por la mitad del sueldo. La comida se limitará a productos autóctonos de temporada y preparados en casa, se acabaron los precocinados y comer en un restaurante, tan solo en bodas y si alcanza. No tendrán para comprar tabáco y escasamente para un vino de la tierra, no más wiskises de malta ni caldos de Borgoña o Burdeos.
Ustedes señoras, olvídense de cosméticos, de moda y desde luego de implantes mamarios y corporaciones pornoestéticas, un vestido al año confeccionado por una modista amiga y aprovechar faldas y blusas durante varias temporadas será la tónica, o sea que ya pueden reciclarse en el arte de la costura y el zurcido porque le va a hacer falta.
En cuanto a los niños, se le acabó el ordenador, internet y las nintendo, a jugar a la calle, que como no habrá casi coches circulando, se podrá utilizar como campos de futbol o pistas de atletismo. La ropa de marca quedará recluida en las vitrinas de trofeos, y las chuches y los bollycaos serán sustituidos por pan con aceite y ajo, en pocos años la obesidad infantil habrá pasado a la historia. La família volverá a reunirse alrdedor de la mesa, porque el precio de la energia eléctrica nos hará racionar el uso del televisor, y tornarán las veladas escuchando las batallitas del abuelo.
Las ciudades quedarían silenciosas, y mucha gente retornaría a las tierras abandonadas para volver a cultivar sus huerta y criar sus gallinas, conejos y cerdos, eso sí todo con maíz o trigo, porque no habría dinero para piensos, además ya no tendríamos que pelearnos por el cambio climático, porque la emisión de CO2, descendería en picado. Así mismo otras enfermedades causadas por la telefonía móvil, la wi-fi y las radiaciones desparecerían, con lo cual el gasto sanitario se reduciría al mínimo.
El aire volvería a ser transparente y las aguas del mar recuperarían en pocos años sus azul turquesa y su verde esmeralda….
He empezado este artículo pensando lo duro que sería conseguir un mundo más justo, pero conforme he ido avanzando me he dado cuenta que quizás es el camino…El único camino que nos queda para huir del desastre, soñar, no cuesta nada.
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