Querida Shemirramis:
No te voy a llevar la contraria, porque tu reflexión es dura pero justa, y una cosa es la comedia y otra la tragedia diaria, pero te voy a plantear otro tipo de violencia de sexo. Yo no soy psicólogo, pero he vivido mucho y muy intensamente, y si una virtud tengo, es que sé escuchar durante horas si lo que oigo vale la pena.
Pues bien, hay otras víctimas de esta violencia, no salen en la tele, no copan las portadas de los periódicos, pero sufren en la sombra, y a veces también perecen en ella. Son los "calzonazos", los hombres humillados, ninguneados, aplastados por sus mujeres, son la víctimas del "tu calla", del " tú que sabrás" del...¡con la de pretendientes que tuve y fui a casarme con el mas desgraciao". Son vigilados, controlados, abroncados en privado, y ridiculizados en público, se les niega el respeto, el cariño y se les castra en vida, tanto física como síquicamente.
También se les separa de su familia, se sus amigos, les permiten salir a trabajar, pero tienen que marcar al llegar a casa, a otros. En nombre de una mal entendida moralidad, se les regatea el dulce juego del sexo, se les obliga al celibato se les niega cualquier forma de sensualidad que no sea la puramente reproductiva y se les arroja fuera del paraíso. Estos hombres, no mueren asesinados por un arma homicida, se van encorvando, disminuyendo, aplastando, y un día aparecen muertos abrazando a la única hembra que les supo dar calor, la botella, o languidecen vaciados en brazos de la soledad cuando ya no sirven para traer el dinero a casa.
El sufrimiento, no tiene sexo, la crueldad tampoco, utilizan armas diferentes, pero ambas son mortales, mortales de necesidad.
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