El debate que sobre el aborto se ha abierto en los medios de comunicación me parece no solo inmoral si no también aberrante. Me da la impresión de que el tema se ha convertido en un debate ideológico entre dos sectores enfrentados y que como siempre, se margina a la autentica víctima del proceso, la mujer.
Que una entidad que se autoproclama la voz de dios en la tierra, que predica a bombo y platillo la caridad y la piedad trate a la mujer que aborta de asesina y pervertida me eriza la piel del alma. Que las organizaciones pro abortistas defiendan este “derecho” como si se tratara de un capricho o una opción más me pone contra la pared.
Como marido, padre y abuelo de mujeres presiento la tragedia que recurrir al aborto puede representar. Siempre habrá desalmados, asesinos o inconscientes que recurran a la interrupción del embarazo como una forma de anticonceptivo, pero para la inmensa mayoría, recurrir a este medio es un drama que marcará para siempre sus vidas, una herida que se mantendrá abierta y supurante hasta el último suspiro.
La mujer que aborta, arranca un trozo de su alma, es uno de los trances más duros que le pueden acontecer a un ser humano. Cada aborto es una lacra que cae sobre nuestra sociedad.
Una sociedad que obliga a una madre a desprenderse traumáticamente de su futuro hijo, es una sociedad enferma, y ella no es una pecadora, ni una viciosa, ni tampoco una defensora de los derechos de la mujer, es la víctima del cúmulo de despropósitos que la han arrastrado a esa decisión.
¿De verdad no podemos hallar caminos alternativos?. ¿Somos incapaces de ofrecer a esa madre una mano que la rescate de la desesperación?.
A veces me pregunto qué haría yo, si fuera mujer y quedara embarazada sin posibilidad de sacar a mi hijo adelante. ¿Lo tendría y lo daría en adopción? ¿Sacrificaría mi carrera mi porvenir y a mis padres por tener ese hijo?.
Me enferma nada más pensarlo, hay quien dice que siempre hay una solución, pero rezo ( sin saber a quién) para que ninguna mujer tenga que volver a la encrucijada, para que ninguna madre se vea obligada a arrancarse un trozo de vida.
Juanmaromo
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