CARLOS SE HA IDO CON FRAN A RECORRER JUNTOS EL CAMINO. DOS ROBLES JÓVENES Y LLENOS DE VIDA CERCENADOS POR EL MISMO RAYO, ESE RAYO QUE NO CESA Y QUE NADIE SABE QUE DIOS VENGATIVO NOS LO ENVIA...
La vida es como un sembrado, el labrador arroja sus semillas, la tierra amorosa las cobija y la lluvia sacia su sed. Al principio son verdes como hierba, el viento les peina los cabellos y el sol les calienta y les da vida. Poco a poco, se doran las espigas, y se llenan de grano, el trigo alza su testa con orgullo y las amapolas salpican la vida entre los surcos.
Pero a veces una pedregada, una helada temprana y homicida asola nuestra mies, una horda sombría pisotea los surcos y arranca de raíz los tallos verdecidos. Entonces nos desesperamos y clamamos al cielo por tamaña injusticia. ¡Tanto amor, tanto trabajo arrojado al rastrojo de un puñado!, pero de nada nos sirve lamentarnos, solo queda esperar otra cosecha y rogar porque el cielo nos proteja de la cólera ciega del destino.
En unos días dos recias espigas, germinadas a fuerza de amor, de sudores y esperanzas han sido segadas por la guadaña asesina. No puedo por menos que preguntar y preguntarme quien empuña esa hoz enloquecida que se lleva tras ella el grano tierno, y nos deja la tierra plagada de cizaña y malas hierbas. Pero hay que arrancar la maleza de nuestra vida para que nuestros surcos puedan brotar de nuevo. La rabia y la desesperanza son venenos para el alma y no harán rebrotar nuevas espigas. Que Dios nos conceda la paz de la aceptación y el bálsamo del recuerdo.
Segar la vida en plena primavera
sin esperar del grano la cosecha
es arrancar de cuajo las espigas
pisotear la mies que aun está fresca.
Es aplastar las tiernas amapolas,
desalojar los guarnecidos nidos,
desarraigar de un tajo la esperanza
es arrasar la vida en el camino.
Mano brutal que empuña su guadaña
sin escuchar ni súplicas ni risas
y entra en la mies con fuego en la mirada
para escañar la llama de la vida.
¡cuanto dolor temblando en cada tallo!
cuando la helada quiebra tus semillas
cuando una mano de hielo te arrebata
empuñando sus hoces asesinas ..
Jose Luis Posa
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