viernes, 20 de enero de 2012

FUEGO EN EL CUERPO

Entraron al probador con el fuego en los ojos, cuando la puerta se cerró tras ellos,  la blusa se abrió como un capullo en flor mostrando las rosas más bellas que hombre alguno podía disfrutar, echó hacia atrás su melena y ofreció sus mórbidos fresones temblando de deseo. El la abrazó por detrás y sus manos pellizcaron con exquisita suavidad los enhiestos pezones mientras su lengua se paseaba por su cuello buscando el camino del paraíso, la volteó y  lamio amorosamente sus pechos en tanto la mano se sumergía en las húmedas selvas.  Buscó la madreperla y la acarició dulcemente mientras la lengua se recreaba saboreando las frutas encarnadas. De repente, el suelo se abrió bajo sus piernas y un remolino los engulló hacia el abismo del deseo, se retorció de gusto y un aullido se escapó de su garganta, ella se agachó temblando de ansias  y besó desesperadamente el falo que su amante le ofrecía enfebrecido, cuando  le acarició el escroto con ternura, un geiser ardiente y palpitante  la inundó el cuerpo y el alma, él se retorcía de placer mientras ella  seguía masajeándole con dulzura y sentía el placer nublarle los sentidos.  El se arrodilló  y su lengua furibunda de pasión lamió la corola hasta hacerle perder el sentido,  de repente, otro canto celestial se elevó hasta los cielos mientras el bebía las últimas gotas de la fuente de Venus.
Cuando salieron del habitáculo, un revuelo de vendedoras pululaba por los alrededores, la envidia y el deseo se adivinaban en aquellas miradas, que a buen seguro llegarían a casa pidiendo guerra.

JUANMAROMO

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