Mantener vivo el amor a través de los años, es una lucha continua contra la rutina, contra el agotamiento y contra es estrés de cada día, pero hay otros enemigos mucho más peligrosos, porque atacan sin previo aviso, y pueden clavar sus púas hasta el mismo hueso, son la desconfianza y los celos.
En una relación que dura decenios entre personas afectivas, pasionales y de igual a igual, a veces se producen interferencias de terceros, injerencias pasajeras y espurias que aunque en sí mismas no son peligrosas, pueden desencadenar una reacción defensiva que si puede serlo, son como una reacción alérgica, el corazón se sensibiliza al alérgeno y reacciona violentamente contra él.
En estos casos, hace falta un tacto exquisito, una enorme capacidad de diálogo, y sobre todo comprensión hacia la persona que lo padece. El síndrome de la desconfianza es una alergia a cualquier supuesta intromisión de un tercero, es una reacción visceral e incontrolable que produce sufrimiento y que solo se calma con una prolongada terapia a base de cariño y ternura por parte del desencadenante de la crisis.
Amar significa decir “Lo siento”, una y mil veces, decirlo de corazón y con la esperanza de no tener que volver a repetirlo de nuevo, amar significa vivir, sufrir, luchar y gozar. Amar nos da la seguridad de estar vivos, de trascender por encima de la supervivencia, de saber que a pesar de los pesares, la vida es lo más maravilloso que nos ha sucedido nunca.
JUANMAROMO
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