lunes, 28 de septiembre de 2009

TIEMPO DE AMOR

Dicen que los árboles no nos dejan ver el bosque. A veces los pequeños “vicios” de cada día, esos tics que con el tiempo adquieren carta de soberanía nos hace perder tanto tiempo que relegamos lo más importante.

En la relación de pareja, el diálogo y la comunicación son un pilar básico, pero sobre todo ese contacto diario piel a piel que nos libera de las toxinas del alma y nos recarga las pilas del corazón. El acto de sumergirnos juntos en el lecho, debería ser un acto mágico, el tiempo del abrazo íntimo, de la confidencia, del silencio cómplice.

Un abrazo integral, donde corazón y corazón se conectan sin palabras, donde la piel comparte secretos y esperanzas y los olores nos transportan a un mundo por encima de la rutina cotidiana. Por desgracia, a veces anteponemos tareas rutinarias o nos quedamos enganchados en la red, y cuando queremos darnos cuenta se nos ha hecho tan tarde que caemos en la cama con el único objeto de entregarnos en los brazos de Morpheo.

Deberíamos reservar a toda costa esos minutos diarios que nos renuevan y nos regeneran el alma, esos momentos mágicos en los que Cronos se detiene y Eros juguetea como un niño travieso. Nuestra salud física y psíquica nos lo agradecerán con creces.


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