lunes, 12 de septiembre de 2011

ENTRE DOS AMORES


Erase una vez un perrito que correteaba por la calles en busca de amor. Un día luminoso, una muchacha lo acogió en su casa, el estaba loco de contento, creyó que por fin había encontrado su hogar, pasaron los meses, y un atardecer ella le sacó de paseo y le dijo.
-Mi pequeño, yo te quiero mucho, pero eres un chucho callejero y yo busco un perro con pedigrí, te deseo que tengas mucha suerte y encuentres la amita que te mereces.
Durante meses vagó desconsolado  suplicando un soplo de cariño, pero nadie queria seber nada de un chucho triste y desvalido.
Una tarde, vagando desesperado muy lejos de su territorio, escuchó una voz dulce y melodiosa que le dijo.
-¿Qué haces tan triste y perdido por estas calles solitarias, yo también necesito cariño y compañía, si me acompañas, mi casa será nuestra casa.
Pasaron los años, y el cachorro se hizo adulto, su ama lo educó, lo cuidó y lo mimó hasta hacer de él un hermoso y cuidado ejemplar. Una noche, mientras daba su paseo vespertino, escuchó una voz que le era familiar y de pronto se encontró con su primera amita. el corazón le rebotó en el pecho, se le acercó aullando de emoción. Ella al principio no le reconoció, pero al mirar en sus ojos supo que se trataba de su primera mascota, después había tenido muchas y de las mejores razas, pero ninguna la había querido como aquella.
Cada día se encontraban en el mismo parque, y a escondidas se contaban sus temores y esperanzas, aprovechaba cualquier descuido para salir corriendo y dejarse acariciar por su antigua ama, un día la siguió a su casa y se tras una noche de juegos y confidencias, se quedó dormido en su cama. A la mañana siguiente corrió desesperado a su casa, allí estaba si dueña llorando, lo había buscado toda la noche y creyó haberlo perdido para siempre.
-Eres un perro malo, le dijo- ¿Así me pagas lo que he hecho por tí?... Si vuelves a desparecer, te encontrarás la puerta cerrada para siempre.
Durante unas semanas, permaneció fiel y regresaba puntualmente al hogar, pero un anochecer, volvió a encontrarse con ella, luchó ferozmente contra sí mismo pero todo fue inútil, cuando regresó de madrugada, las puertas estaban cerradas. De nada sirvieron sus llantos y gemidos, ninguna luz iluminó las ventanas, ninguna voz le dio la bienvenida.  
 Llovía a raudales, empapado y desesperado decidió  regresar a su antiguo hogar, pero al cruzar la puerta, un perro enorme y agresivo estuvo a punto de matarlo, era el guardián de la casa y supo que allí no tenia cabida.
Vagó sin rumbo durante toda la noche aullando de ventana en ventana. Al amanecer, buscó refugió debajo de un puente y cayó agotado sin darse cuenta que la riada estaba a punto de desbordar el cauce.

JUANMAROMO

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