“Todo por el pueblo, pero sin el pueblo”. Esta frase fue acuñada por el despotismo ilustrado allá por el siglo XVIII, pero parece ser que nuestras democracias la están haciendo suya.
No voy a entrar en el tema de cómo Hitler, Bush , Aznar o Berlusconi pudieron ser elegidos democráticamente, porque habría material para una tesis. Me refiero a la falta de información oficial con que se elaboran leyes tan importantes como la llamada “Ley del aborto”.
Cuando pienso en la ingente cantidad de basura que nos ofrece la televisión, no puedo por menos que pensar en lo necesario que sería un programa en el que nuestros legisladores, nos explicaran en qué consisten esos proyectos en los que trabajan, y como van a repercutir en la ciudadanía.
Hay procedimientos protocolarios que escapan a la comprensión y al interés del ciudadano medio, pero leyes como la de seguridad , el código penal, y todas aquellas que afectan a nuestros derechos fundamentales , deberían ser explicadas y debatidas en la televisión estatal, que es el medio ideal para que el gobierno ( no el partido en el gobierno) nos de a conocer todos aquellos proyectos que puede afectar nuestras vidas.
A veces me dá la impresión de que nos tratan como a niños, pero no es de extrañar, porque nos comportamos como tales. Tendemos a eludir nuestras responsabilidades políticas y participar en el juego democrático solo mediante el voto y a veces ni eso.
La democrácia cada vez dista más del ciudadano, y esto es un síntoma muy peligroso si lo unimos a la crisis económica y a los voceros de una derecha retrógrada, clasista y xenófoba. Los virus fascistoides y totalitarios están esperando el más mínimo descuido para invadir nuestro sistema político y destruir lo que resta del estado de derecho.
Hay demasiado en juego para dejarlo en manos de los políticos. Recuerdo una frase que corría de boca en boca durante la mal llamada “Transición”.
"SI NO HACES POLÍTICA, OTROS LA HARÁN POR TI”.
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