lunes, 8 de noviembre de 2010

EL RETORNO DE LOS ESCLAVOS

En los albores de la revolución industrial, millones de personas se vieron obligadas a dejar el campo y a cerrar sus pequeños talleres artesanos para entrar en una nueva forma de esclavitud, la factoría.  Jornadas de 12 horas en condiciones inhumanas, en las que hombres. Mujeres y niños eran tratados como ganado. No tenían derecho alguno, no existía la sanidad pública, ni vacaciones, ni seguro de desempleo, el patrón podía despedir a cualquier trabajador e imponer salarios de miseria, el estado no intervenía y la mayoría de los políticos seguían las teorías de Malthus o eran partidarios del Darwinismo económico. Durante estos años se crearon ingentes fortunas y se fundaron los grandes bancos, la mano de obra barata generaba plusvalías impresionantes y el capitalismo se afianzaba como nuevo sistema económico.
La lucha heroica de los primeros sindicatos era aplastada brutalmente por las policía, pero el movimiento era ya imparable, pese al asesinato de sus dirigentes, las torturas y los despidos masivos, al final lograron ser reconocidos como interlocutores sociales.
La teorías de Marx , Engels  y Bakunin, tenían cada vez más seguidores entre las masas trabajadores y los partidos socialistas y sindicatos anarquistas empezaron a cobrar fuerza en la sociedad.
Tras el triunfo de la revolución bolchevique, el capital se asustó, temiendo una revuelta masiva en todo el orbe, comenzaron a conceder derechos, se creó el seguro de enfermedad, las vacaciones pagadas, y el seguro de desempleo, así mismo, los estados promulgaron leyes en las que se regulaba la jornada laboral, se limitaba la edad para empezar a trabajar, y se promulgaban las primeras normas de seguridad e higiene.
Durante decenios, la lucha de la clase trabajadora consiguió un bienestar como nunca se había conocido, se reguló el despido, se negociaron los salarios con los sindicatos, y año a año se iban subiendo peldaños en lo que se dio en llamar “El estado del Bienestar”. Las clases trabajadoras dejan de ser proletarias y empiezan a acceder a la propiedad de sus viviendas  gracias  a la protección del estado o a las ayudas de las cajas de ahorros, los bancos financian los nuevos horizontes de los trabajadores, y los pequeños utilitarios empiezan a llenar las calles, por primera vez los hijos de los trabajadores pueden acceder a la universidad, el horizonte aparecía despejado y cada vez más luminoso.
Pero los regímenes comunistas se desploman, los sindicatos se burocratizan y ya nadie se considera “clase trabajadora”,  las ideologías agonizan, lo que no consiguió la represión en un siglo,  lo consiguió el consumismo en pocos años.
Una vez libres del miedo al Marxismo, el gran capital vuelve a la carga, los Neocom, encabezados por Bush y los dirigentes Wall Street, F.M.I. y del banco mundial, deciden volver a las raíces, capitalismo a ultranza y fuera los gobiernos intervencionistas.
Para ello crean una burbuja financiera e inmobiliaria y provocan una crisis como nunca antes se había creado.  Los gobiernos socialdemócratas que intentan los últimos coletazos, como la ley de dependencia o las ayudas a la emancipación, algo que nunca se había logrado hasta ahora, son presionados por las agencias de evaluación mediante el chantaje de la deuda, y obligados a congelar pensiones, bajar sueldos de funcionarios y recortar las ayudas sociales, el estado del bienestar se bate en retirada y parece herido de muerte.
En una sociedad con una sanidad pública eficaz, una enseñanza competitiva y una política social de la vivienda, los márgenes de beneficios quedaban muy reducidos para bancos y financieras,  unas pensiones dignas y aseguradas para todos, les vedaba el gran chollo de los planes privados, había que acabar con todo esto para seguir haciendo negocio y para ello, nada mejor que recortar al máximo los presupuestos gubernamentales. Ahora solo hacía falta impulsar el paro a unos niveles inasumibles para los estados y de esta manera obligar a gobiernos y sindicatos a claudicar con unas condiciones de contratación retrogradas y lesivas para los trabajadores. La trampa estaba preparada, solo faltaba una campaña de descrédito contra los poco gobiernos socialdemócratas que quedaban y borrarlos del mapa, siempre es más fácil pactar con los partidos conservadores y liberales que con esos rojillos desteñidos.
Obama se ha visto obligado a enfundarse su reforma sanitaria, Zapatero ha sido masacrado hasta hacerle perder toda credibilidad, en el reto de Europa, los gobiernos conservadores pactan sus componendas con el gran capital para retroceder más de veinte años en las conquistas sociales.
¿Vamos a permitir que esto suceda?, porque no nos engañemos, esto tan solo es el primer paso, si se lo permitimos, nuestros nietos habrán regresado a la era de la esclavitud, de hecho, muchos de nosotros ya lo somos.
JUANMAROMO

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