lunes, 14 de junio de 2010

LA SIRENA DE LOS OJOS VERDES

Él era un navegante experto. llevaba muchos años surcando las procelosas aguas de la red, y había salido airoso de vientos y galernas. Una noche, se sintió atraído por una música irresistible y ancló si nave en puerto desconocido. Se detuvo durante unas horas a escuchar esos cantos, que como a Ulises le atraían de una manera irrefrenable. Partió a la media noche, pero al día siguiente volvió a recalar en aquellas playas. La música seguía sonando embrujadora, pero aquella tarde, había una sirena entre las rocas. Sus ojos esmeraldas emanaban una sonrisa triste y melancólica, pero inquietantemente hermosa.
-Quien eres tú?,- preguntó el navegante, pero ella permaneció en silencio, solamente sus ojos parecían hablar por ella, como respuesta, le cantó una hermosa y triste melodía, y en un momento desapareció entre las olas.
El marinero quedó prendado de su belleza, y cada noche se acercaba a escuchar sus cantos en silencio. Un día, antes de partir, le dejó una canción encerrada en una botella. Mientras zarpaba, pudo ver como ella, se la acercaba al oído, y cerraba los ojos.
A partir de aquel día, todas las tardes, recalaba en sus aguas a escuchar sus cantos y a dejarle su mensaje musical encerrado en su cárcel de vidrio.
Pasaron los meses, y se estableció entre ellos un lazo etéreo . Cada canción, era un mensaje de amistad, de cariño y de comprensión. Aprendieron a hablarse a través de la música de tal manera que no necesitaban de palabras, cada uno elegía con precisión esa melodía, esa balada o ese potente arranque de Heavy que transmitía todo lo que habían sentido durante el día.
Una noche, la sirena de los ojos verde no apareció, la cala estaba huérfana, y el silencio solamente era roto por el lamento de los vientos y el rugir de las olas. Dejó su mensaje flotar entre las aguas y partió tristemente. Pasaron los días, y ella no aparecía, sin embargo, cada noche él le dejaba su ampolla rebosante de la mejor música que había encontrado.
Los meses se fueron sucediendo, y no volvió a encontrarla, sin embargo, cada noche, la brisa le musitaba al oído el cálido mensaje que desde algún lugar remoto ella le enviaba, y como un rito, continuó arrojando sus botellas, con la esperanza de que algún día ella las volviera a escucharlas entre las arenas de su mágica playa.

jueves, 10 de junio de 2010

LA PEQUEÑA HISTORIA DE UN GRAN CORAZÓN

Erase una vez un corazón enorme, un corazón henchido de amor y de cariño. Palpitaba por las calles de la ciudad y para todos tenía una sonrisa, un latido de consuelo, una mirada tierna. La gente le paraba por las aceras y le pedían consejo, él les abrazaba con todo su amor y les transmitía su energía, su vitalidad, su infinita dulzura,
A veces se cruzaba con un niño lloroso, con una embarazada primeriza o con un anciano de mirada perdida y se aceleraba de tal modo que debía sentarse en un banco del parque a recobrar el aliento.
Era un corazón feliz, sus aurículas bombeaban ríos de piedad y compasión que curaban las heridas de todo aquel que a él se acercaba. Su fama se extendió por toda la ciudad, la gente le saludaba con respeto y cariño y los niños jugaban con él como si fuera un perrito mimoso.
Pero un día, otro corazón, celoso del amor que despertaba, se la acerco ladinamente, le rodeó con sus arterias y le clavó en su ventrículo el puñal de la traición que consigo llevaba. Nuestro amigo empezó a desangrarse, la mordaza del desamor le robaba el aire y se acurrucó debajo de un árbol a intentar reponerse. La gente pasaba a su lado y murmuraban - ¡Que vergüenza, a estas horas y ya está borracho!-
Al poco noto como le faltaban las fuerzas, y extendió su mano pidiendo ayuda. Un niño que paseaba con su padre, preguntó - ¿Papá, que le pasa a ese pobre corazón?
-Nada hijo, que trabaje como todo el mundo y no tendrá que pedir-
Pasaban las horas y se iba encogiendo y haciéndose cada vez más pequeño, apenas palpitaba y su piel se arrugaba por momentos, de repente sonaron en sus oídos las risas de los niños, y pasaron por su cabeza todos aquellos momentos de ternura que había vivido en su vida, sintió que la noche le envolvía y cerró los ojos desangrado.
A la mañana siguiente, los empleados de la limpieza se encontraron un pequeño grumo rojo y arrugado tirado junto al tronco de un árbol.
-¿Que es esto? - Preguntó el más joven-
-No sé, debe ser una fruta tropical medio podrida que alguien ha tirado al suelo-
Y barriéndolo con la escoba, lo lanzó al carro de las basuras, mientras el cielo lloraba una lluvia fría y desconsolada que inundó de tristeza y para siempre el pecho de  todos los habitantes de la ciudad.
JUANMAROMO

LAS ESCLAVAS DEL SEXO


Acabo de leer "Esclavas del sexo" y la verdad es que me ha dejado en el alma un regusto amargo. ¡Cuántas veces vemos a esas chicas de largas piernas, a veces casi unas niñas sentadas en una silla en una cuneta, con un bocadillo en una mano y una botella de agua y pensamos, mira, por aquí andan esas putas, se podían ir a otro sitio!. ¡Cuántas veces las vemos callejear por Las Ramblas y solo nos planteamos lo que afean un paseo tan bonito!.
Detrás de la mayoría de estas mujeres hay una tragedia, un coche que las va sembrando de madrugada y las recoge pasada la media noche, una red de proxenetas que las explota y las estruja hasta que ya no tienen nada que entregar. A veces los hijos o los padres sirven de garantía de que no les denunciaran a las autoridades, siempre bajo amenazas, golpeadas humilladas, tratadas como mercancía de tercera.
Ya va siendo hora de legalizar y controlar una profesión que existe desde el principio de los tiempos. Si despojamos el tema de sus componentes religiosos o morales, todos trabajamos con nuestro cuerpo y nuestra mente. Unos utilizamos principalmente las manos, otros los brazos y algunos el cerebro, el sexo es una parte más de nuestro organismo con el que se puede trabajar dignamente siempre que se haga voluntariamente y en unas condiciones laborales equivalentes a cualquier profesional.
Durante La república se legisló la prostitución, se acondicionaron lugares de trabajo, revisiones sanitarias periódicas y se les afilio al seguro de enfermedad, con los mismos derechos que los demás trabajadores.
Prohibir esta profesión es poner presas en el océano, durante milenios ha habido periodos de permisividad y de represión, pero nunca se ha conseguido acabar con "el santo oficio".
Se calcula que alrededor de 800.000 mujeres malviven ejerciendo de meretrices en condiciones inhumanas, si se legalizaran estas prácticas, y se le hiciera pagar un módulo como a cualquier trabajador autónomo, el déficit del estado se reduciría a la mitad, estas profesionales trabajarían de acuerdo con un protocolo de protección de riesgos laborales, y tendrían sus derechos y obligaciones como cualquier trabajador por cuenta propia.
El otro día una amiga, feminista acérrima ella, me increpaba diciendo que si me gustaría que mis se hicieran profesionales de sexo, le dije que no, como tampoco me gustaría que trabajaran en la mina, que estuvieran en Afganistan como soldados profesionales, o ejerciendo trabajos de alto riesgo, pero que si lo hicieran de una manera libre, digna y legal, debería aceptarlo y seguira queriendolas igual o más que ahora.
Toda profesión supone un intercambio entre alguien que necesita un servicio y alguien que lo ofrece, legislar y regularizar las reglas del juego, es obligación de los estados, que deberían dejar de escuchar a La iglesia, a la derecha recalcitrante y a ciertas feministas de café , y asumir de una vez por todas su responsabilidad en un tema que afecta tan directamente a la sociedad.
Acabar con la explotación, las mafias, los asesinatos, controlar las condiciones higiénicas y laborales y sacar a la luz del día lo que hoy se mueve entre las cloacas es algo urgente y necesario, y a pesar de que hay muchos interesados en las altas esferas que se enriquecen con estas máfias, y pugnan por dejar el tema tal y como está, deberíamos exigir de una vez por todas que se acabe con esta esclavitud que denigra tanto al que la ejerce como al que la requiere. ¡Basta ya de hipocresía y de moral de cartón piedra!, quizás no habrá mejor momento que este para llevarlo a cabo
JUANMAROMO.

martes, 8 de junio de 2010

EL EJÉRCITO NO ES UNA ONG

En los últimos días, y debido a los ajustes presupuestarios, se han alzado voces pidiendo un recorte drástico en el ministerio que más presupuesto consume, el ministerio de defensa.
Este ministerio está inmerso en una serie de proyectos a nivel europeo, como el desarrollo de nuevos aviones de combate, y la renovación tecnológica de los equipos de tierra, misiles y localización por satélite, todo ello integrado dentro de una estrategia común dirigida por la OTAN.
Y muchos se preguntan ¿Para qué tanto armamento?. ¿Quién es ese enemigo que justifica tamaño dispendio?. Pues la respuesta es bien sencilla, los países del tercer mundo.
En Áfica mueren a diario miles de mujeres y niños por hambre y enfermedades que aquí serian facilmente controlables. Mientras nuestras multinacionales les expolian las materias primas, nosotros culminamos un genocidio más dantesco que el que perpetraron los nazis en su momento álgido.
Una situación terriblemente injusta, solo puede mantenerse en el tiempo a través de la fuerza, así lo hicieron los imperios, mas tarde los países colonialistas, y ahora el llamado "mundo desarrollado". Mientras mil millones de habitantes exploten y condenen a la miseria a los otros cinco mil, los ejércitos serán imprescindibles para mantenerles bajo control, luego les vendemos nuestras armas obsoletas para que se maten entre ellos y así no piensan en atacarnos a nosotros. Si no fuera por esa fuerza disuasoria, millones de pateras, cayucos y "espaldas mojadas" nos habrían invadido como los Hunos al Imperio Romano.
A veces me exaspera el cinismo con que algunos políticos manipulan la información, acusando al gobierno de vender armas a países en conflicto perpetuo, pero que si cerraran las fábricas de armamento y dejaran en el paro a más de quince mil trabajadores que viven directamente de la industria, serian los primeros en tirarse a la yugular.
Si queremos terminar con los ejércitos, acabemos con las desigualdades, sin tanta explotación no seria necesaria una fuerza disuasoria, al igual que la justicia social reduciría la criminalidad de una manera drástica.
Siempre habrá delincuentes vocacionales y piratas mercenarios, y siempre será necesario un ejército y una policía, porque así lo impone nuestra condición humana, pero si el egoísmo no nos cegara de tal manera, podríamos conseguir un mundo mucho más justo, pacífico y habitable.
Continuar está política expansionista y explotadora del hombre y la naturaleza, nos está llevando al desastre económico y político. Si no cambiamos de rumbo inmediatamente nos estrellaremos contra las rocas del futuro, y la furia de las olas desatadas nos harán añicos.
De nosotros depende.
JUANMAROMO