martes, 30 de agosto de 2011

CARTA ABIERTA A UN MARIDO DESATENTO



Mi querido amigo, disculpa que me dirija a ti con este tratamiento sin apenas haber cruzado unas palabras, pero te conozco lo suficiente como para sentir una especial simpatía hacia tu persona. 
Me consta que eres un hombre culto, autoritario y muy preparado, en definitiva, un triunfador. Sé que te has codeado con la flor y nata de la sociedad, que has compartido mesa con lo más fiero de la fauna económica, y que tuviste la coherencia suficiente para decir no aun sabiendo el costo de tamaña osadía. 
 Me consta que tu sentido del humor es inteligente y caustico y que a pesar de los pesares, has llegado a la meseta de tu vida con una envidiable situación económica y con una salud a prueba de lustros, pero hay algo en lo que has fracasado rotundamente.
Hoy hablaba con tu esposa, una mujer bella, inteligente, sensual y sensible, y se lamentaba de tu frialdad, de tu distanciamiento, de tu creciente crispación. Me contaba que desde hace unos años, la convivencia es un campo de batalla, en el que las treguas son cada vez más cortas y espaciadas, se lamentaba que intentas complacerla a base de regalos y cruceros cuando lo único que ella necesita es un soplo de amor, un abrazo de corazón a corazón que le compense de los golpes con los que la vida la ha castigado.
La fortuna te ha tratado bien, quizás porque tú también has sabido tratarla, pero hay una pieza en tu puzle que no has sabido encajar. Nadie está obligado a dar lo que no puede, pero sí a entregar todo lo bueno de lo que es capaz, y tu aun puedes dar mucho más de lo que crees.
Esta noche, cuando llegues a casa, mira a tu mujer a los ojos, traspasa su coraza y entra en su morada, tómala en tus brazos y siente su corazón latir en tu pecho, dale esa ternura que todavía conservas en algún rincón de tu alma, sumérgete con ella, y surca sus aguas aunque estés desarbolado, ella no desea más de lo que tú puedes entregarle y que le niegas por miedo o amargura.
Te envío  un sentido abrazo en la esperanza de que seas capaz de recuperar aquello que jamás debiste perder, el amor de tu esposa y la ilusión de vivir, lo uno y lo otro todavía están a tu alcance, solamente debes tender la mano.
JUANMAROMO

jueves, 18 de agosto de 2011

EL FINAL DE LA CUENTA ATRÁS



Hace cuarenta periodos que desembarcamos en Pangea, el tercer planeta en la órbita de la estrella Helios situada en un extremo de la galaxia conocida como vía láctea. Es un mundo extrañamente bello, de color azul intenso y formado por agua en su mayor parte. La vida se desarrolló en él hace unos diez millones de años y ha ido evolucionando hasta generar millones de especies, a pesar de su pequeño tamaño, reúne todas las condiciones para ser el paraíso que íbamos buscando pero hay un grave inconveniente. La especie dominante la constituyen unos pequeños seres que viven en colonias, son terriblemente agresivos, se desplazan por tierra, por agua y por aire y causan molestas heridas que en algunos casos pueden ser graves. Viven en guerra perpetua entre ellos, disputándose los recursos y exterminando a las otras comunidades sin piedad alguna, han dominado al resto de las especies hasta tal punto que muchas de ellas están en peligro de extinción.
Son los únicos seres en el universo que no reciclan sus desechos, y han convertido el planeta en un vertedero. Actúan como virus, cuando han aniquilado la vida en una zona, se desplazan a otra hasta que la fagocitan y la abandonan en busca de nuevas tierras.
Hemos intentado comunicarnos con ellos, pero su cerebro es muy rudimentario y no admite más que estímulos primarios como la ira, el egoísmo y la agresividad, parece ser que una raza mutante empezó a experimentar unos sentimientos positivos que llamaron amor, compasión y generosidad, pero fueron exterminados por su peligrosidad para el sistema.
Dado que su capacidad reproductiva y su agresividad ilimitada ponen en peligro, no solo su mundo si no al resto del universo, pedimos autorización para proceder a una fumigación global que acabe con la especie sin perjudicar al resto de los habitantes antes de que consigan colonizar otros planetas, si dejamos que se extiendan por el cosmos, acabarán con cualquier rastro de vida.
Fdo. Johan Vangelis.
Capitán en jefe de la nave Apocalipsis.

JUANMAROMO

miércoles, 17 de agosto de 2011

CONDUCTORES SUICIDAS


Cuando tienes veinte años y un motor “entre las piernas” te crees un superhombre. No solamente ignoras el riesgo si no que lo buscas como una forma de erotismo. La testosterona nos hace ignorar la muerte y el alcohol y otras drogas potencian nuestra agresividad y barren la prudencia. Yo me considero un superviviente de una época en que el coche era como el corcel desde el que nos batíamos a muerte con otros “caballeros” tan locos como nosotros.
Por desgracia algunos mueren o quedan tocados para siempre en este torneo tan absurdo sin tener tiempo a enmendar sus errores. Sea en automóvil, en deportes de riesgo o jugando a la ruleta rusa, la juventud siempre ha retado a la muerte a una partida de ajedrez como aquella que se libra en “El manantial de la doncella”, una partida que a la larga siempre acaba ganado “La vieja dama”.
Celebro que al menos quedemos algunos “lanceros” para recordar a los más jóvenes que el valor se demuestra de otra manera y que la vida es un don sagrado que debemos proteger y respetar. Creo que tanto tú como yo, hicimos propósito de la enmienda, aunque el acto de contrición no fue demasiado intenso

martes, 16 de agosto de 2011

DESPUÉS DEL NAUFRAGIO


Tras toda una vida de coherencia, de intentar ser fiel a tus principios, de luchar por una sociedad más justa, te das cuenta de que has sido un ingenuo, que en este mundo reina la ley de la selva y que el darwinismo social ha sentado cátedra para quedarse.
Todos aquellos que han intentado cambiar la sociedad han sido desprestigiados o asesinados, los empresarios cabales se han arruinado, los jueces justos son procesados y los políticos honrados, barridos de las listas electorales.
Desde la meseta de mi madurez, veo el camino que hasta aquí me ha llevado, las huellas de mis pasos, los girones de piel arrancados por las zarzas, la sal de tantas lágrimas alfombrando la senda. En varias ocasiones me tentó la fortuna y pude ponerme precio, pero eludí los atajos y seguí paso a paso cargando en mi mochila las penas y alegrías que el cielo me enviaba y tendiendo mi mano a quien abandonaban las fuerzas.
En estos momentos en los que tomo aliento para afrontar las últimas rampas veo a lo trepas regodearse en sus cimas, a los especuladores sin conciencia, a los políticos sin escrúpulos a los asesinos de guante blanco, y me pregunto porque no me subí al carro de los vencedores, porque no compré mi parcela del Olimpo en cómodos plazos de conciencia laxa, porque no arrojé el lastre de mis principios y dejé que la burbuja me izara hasta los paraísos fiscales donde nunca se pone el sol. En esta isla perdida asediada por las olas de indignación que me acusan de no hacer nada, azotada por las dudas y sitiada por los miedos, pienso que he sido un mediocre, que no pequé por miedo al castigo y que no me atreví a derribar muchas puertas por puro egoísmo.
Jesús abominó de los tibios y yo he sido un tibio, me faltó la fuerza de la ebullición y la frialdad para convertirme en hielo por eso la vida me arrojó de su boca.
Cuando desde el refugio de mi conformismo veo desfilar las legiones de famélicos, enfermos y desheredados, pienso que debería estar con ellos, pero me aferro a mi salvavidas dando golpes de remo a los que pretenden salvarse conmigo.
En esta sociedad Titanic donde ya no quedan ni las ratas, la orquesta sigue tocando en cubierta mientras los pasajeros de primera y la tripulación responsable secan sus ropas en las islas vírgenes de impuestos, pero aquí no pasa nada, en los astilleros de Wall Street ya están fletando el nuevo crucero que sustituirá al naufragado prometiendo mas lujos, más boato y un viaje de ensueño al mundo de los sueños. Los tiburones y las galernas borraran los restos de los que naufragaron en este.

JUANMAROMO

sábado, 6 de agosto de 2011

EL CAFÉ DE LAS CINCO



Nos habíamos acostado pasado las cuatro y el día se presentaba propicio para el relax y la confidencia, cuando abrí los ojos, ella no estaba en el lecho, me levanté medio dormido y me dirigí a la cocina. Allí estaba, radiante con su camiseta blanca por donde desbordaban sus preciosos senos y que mostraban sus muslos poderosos y apetecibles. Tenía una tostada en la boca y el vaso de zumo a rebosar, me acerque y la besé, aquello fue mi perdición, tomó el pan crujiente en sus labios y me lo ofreció con gesto goloso. Comenzamos a devorarlo hasta que los labios se juntaron de nuevo, mi lengua busco en su boca los restos del festín mientras mis manos amasaban su grupa, cuando sentí sus dedos bucear entre mis piernas se desató la tormenta, bebío un trago largo de zumo y me ofreció sus labios, hacía tiempo que no tomaba un desayuno tan intenso. Mis manos acariciaron su magnolia que se abrió entre mis dedos temblorosos mientras mi ariete pugnaba por escapar de sus prisiones, la cafetera estaba lista, pero tendría que esperar unas horas.

Como gatos en celo, nos dirigimos a la cama, sin dar tiempo a nada, la acosté dejando sus piernas en el borde, y me sumergí entre sus muslos mientras mi lengua se abría paso entre sus pétalos perfumados. Todo el cuerpo me temblaba, la vista de su cuerpo desnudo me enloquecía, sin poder refrenar mi deseo, la poseí furiosamente sintiendo en cada envestida una ola de placer que me envolvía. Cuando sentí sus muslos apretarme rítmicamente algo explotó dentro de mí como si alguien hubiera destapado el sumidero del universo, una galaxia de placer me engulló en su torbellino. Durante unos instantes perdí la noción del espacio y del tiempo y creí vislumbrar ese túnel de luz que nos conduce al paraíso, el regreso a la realidad me mostró el cuerpo de mi amada hermoso y palpitante, los labios entreabiertos y los ojos encendidos.
Me incliné sobre ella y mis manos acariciaron con ternura su monte y descendieron a los húmedos valles mientras mi lengua degustaba sus pechos con fruición. Su fuente manaba leche y miel y mis dedos golosos nadaban en sus cálidas aguas como peces voraces. De repente, su cuerpo se tensó como un arco y un sonido divino escapó de sus labios, su rostro se transfiguró mientras mis dedos pulsaban sus mágicas cuerdas y un aullido ancestral se elevó hacia el infinito mientras sus fresones se fundían en mi boca. Como un resorte, me volqué entre sus muslos y libé con fruición ese néctar exquisito que solo nos ofrecen las flores fecundas mientras su cuerpo se retorcía entre espasmos. Caí derrumbado entre sus brazos intentando recuperar el aliento, pero su mano comenzó a izar mi mástil con dulzura. Cuando la bandera estaba en lo más alto, siguió acariciándome con rapidez y firmeza, mi cuerpo se entregó a sus caricias mientras sus labios lamian mis pezones, de pronto todo estalló a mi alrededor, su mano aceleró el ritmo apretando y soltando con sabiduría, mientras un rio de lava candente se elevaba y caía de nuevo arrasando mi selva….

Abrí los ojos y miré el despertador, eran la cinco de la tarde, me levanté de un salto y me fui directo a la cafetera, el café, caliente y cremoso me supo a gloria bendita.

JUANMAROMO