miércoles, 20 de junio de 2012

EL APARCAMIENTO




Llegaba con el tiempo justo, entré por la rampa a toda velocidad y a poco me cargo la barrera del peaje, aparqué en el primer hueco y subí escaleras arriba sin fijarme donde había estacionado. El centro comercial era gigantesco, anduve millas hasta que encontré la tienda, ya estaban cerrando, pero conseguí comprar ese disco que tanto me obsesionaba desde que lo escuche en la radio.
La luces empezaban a apagarse y las escaleras mecánicas de detuvieron, los altavoces avisaban del cierre inmediato del centro. Bajé hacia el parking a la carrera, los coches desfilaban como una cabalgata hacia la salida y ya quedaban pocos en los aparcamientos.
Intenté orientarme, pero no tenía ni idea de donde había dejado el vehículo, la planta semi vacía parecía una catedral abandonada, poco a poco los coches fueron desapareciendo y solo me guiaba por las luces de emergencia. Caminé y caminé sin encontrar nada más que sombras, para colmo, no tenia cobertura y el móvil resultaba inservible.
De repente se apagaron los pilotos y todo quedó sumido en las tinieblas, saqué el smartphone y al menos me sirvió de linterna...hasta que se agotó la batería...
Llevo horas deambulando como alma en pena, tan solo se escuchan lamentos sumergidos que no consigo identificar, la pila de la llave se ha agotado de tanto intentar localizar el coche pero de nada ha servido.
Tengo frio, he intentado encontrar una escapatoria pero todo está cerrado, me parece estar prisionero en un juego infernal en el que yo soy el único protagonista, la sed me abrasa la garganta y el cansancio me ahoga.
Me he sentado junto a una papelera donde he encontrado un trozo de hamburguesa pétreo  que me ha sabido a gloria, tengo hambre, pero una sensación se hace cada vez más agobiante y se impone sobre todas las demás. El miedo está empezando a dominarme y ya veo sombras amenazadoras que profieren lamentos dantescos, aullidos que brotan de los rincones donde las ratas parecen formar sus legiones. Intento no dormir, se que en cuanto caiga rendido me devoraran, pero los ojos se apagan y el cuerpo empieza  a desaparecer de mi cerebro, quizás mañana haya desaparecido del todo.

JUANMAROMO

lunes, 18 de junio de 2012

PROBADOR DE SEÑORAS


Teníamos prisa, una hora no daba para mucho, pero era el tiempo que teníamos para comer. Nos dirigimos a una gran superficie y subimos a la sección de lencería. Tomó varias braguitas y nos encerramos en un probador. Era la hora del medio día y la crisis vaciaba los grandes almacenes, apenas había dos dependientas en la planta que charlaban junto a una caja.
Nos besamos con la pasión rompiendo diques, el sostén saltó por los aires y los pechos rebotaron libres de sus prisiones mientras la falda entraba en caída libre. La apoyé contra el espejo y lamí sus pezones con delicadeza mientras mi mano buceaba entre sus aguas, los jadeos parecían atronar toda la planta. La senté en el taburete y mi lengua se zambulló en sus cálidas profundidades mientras mis manos le acariciaban  los senos, mi boca se anegó de sus jugos y los dientes mordisquearon el  pistilo, seguí libando su corola hasta que el geiser me estalló entre los labios, un aullido profundo como de loba en celo hizo temblar el probador. Se vistió como una exhalación y arrancando las etiquetas de una de los tangas se dirigió hacia la caja donde las dependientas esperaban anonadadas.
- Cóbreme por favor que tengo prisa, las braguitas me las llevo puestas-  Y con una sonrisa encantadora, me tomó de la mano y corrimos escaleras abajo.
Cariño, me dijo haciendo gala de su encanto irresistible, -mañana visitaremos la sección de caballeros.
JUANMAROMO